Muchos creen que la agricultura se desarrollará de acuerdo con las tendencias demográficas y económicas en el futuro. Para 2030, la población mundial alcanzará los 8.000 millones de personas, y dos tercios de ellas vivirán en ciudades.
Según el Director Adjunto del Departamento de Agricultura (FAO), el aumento de los ingresos conducirá a un aumento desproporcionado de la demanda de alimentos, lo que significa que la producción de alimentos deberá aumentar en un 60 % durante las próximas tres décadas.
Además, he dicho que, debido a la intensificación agrícola, es decir, el aumento de la producción por unidad de tiempo y por unidad de área, casi todo el aumento de la producción proviene de los países en desarrollo. En estos casos, preparar los cultivos para el futuro significa aumentar la eficiencia en el uso de todos los recursos naturales (especialmente el agua) y requiere un uso más eficiente de los fertilizantes, aunque no debe ser cuantitativo.
Hoy en día, la nutrición de cultivos presenta desafíos importantes: aumentar el rendimiento, la calidad de la cosecha, aumentar la eficiencia de su uso. Esto significa que la cantidad de nutrientes que absorbe una planta está relacionada con la cantidad de elementos aplicados, controlando la pérdida de nitrógeno y minimizando el impacto ambiental.
Para hacer esto, el público debe ser consciente del importante papel de los fertilizantes en la seguridad alimentaria mundial, ya que todavía existe una falta de conocimiento y confusión sobre los nutrientes del suelo, especialmente los fertilizantes minerales.
Fertilización mineral como necesidad primordial de los cultivos:
Necesidades más importantes de los cultivos
Nitrógeno: Juega un papel importante en el crecimiento y desarrollo de las plantas ya que trabaja sinérgicamente en la proliferación celular. Además de inducir la producción de proteínas, se ha demostrado una relación directa entre el nitrógeno y el contenido de vitaminas.
Fósforo: Durante la germinación y el crecimiento, el fósforo favorece el crecimiento de las raíces y da vitalidad a las plantas. También es compatible con la floración y la fructificación, además de ser parte de las enzimas de fosfolípidos.
Potasio: Mejora la inmunidad de las plantas porque activa la fotosíntesis y regula las reservas. Interrumpe varias reacciones enzimáticas y reduce la sudoración.
La interacción positiva entre el nitrógeno y el fósforo es decisiva en las primeras etapas del cultivo. Asimismo, la disponibilidad de fósforo y potasio es crucial para promover la retención de agua y la producción de proteínas y azúcares.
Elementos secundarios
Magnesio: necesario para la fotosíntesis y la formación de varios pigmentos, ya que forma parte de la molécula de clorofila.
Azufre: interactúa muy activamente con el nitrógeno y es un componente básico de aminoácidos, vitaminas y proteínas.
Calcio: La base para la correcta absorción de nutrientes y es necesario para la división y el crecimiento celular.
Micronutrientes: Los micronutrientes como Fe, Mn, Zn, Cu, B y Mo y Cl son importantes para el crecimiento de las plantas en un número de sistemas enzimáticos que actúan como catalizadores, promoviendo reacciones orgánicas e inorgánicas.
Elección del tipo de fertilizante y las dosis
Elegir un fertilizante u otro dependerá de:
- Necesidades de cultivo: pueden ser intensas y puntuales en determinados momentos.
- Nutrientes que contienen nitrógeno, azufre, magnesio, calcio, oligoelementos, etc.
- Explorar las formas químicas de los nutrientes, principalmente el nitrógeno.
- Características del suelo y del clima.
- Prácticas y trabajos realizados, especialmente en sistemas de riego.
- Expectativas de cosecha.
fuente: Agriculturers (https://agriculturers.com/los-minerales-de-nuestros-suelos/)